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  • Foto del escritorAndy Beltran

La que vive del otro lado del espejo

Quisiera decir que toda mi vida he sido una mujer que se mira al espejo y se dice lo valiosa, hermosa y poderosa que es, pero ¡no!. Quisiera decir que siempre tuve una relación saludable conmigo misma, una relación en la que me aceptaba aún con defectos y virtudes ¡pero tampoco! Quisiera decir que en este momento de la vida estoy plena y completamente feliz con lo que soy, que me conozco a la perfección y he llegado a ser mi mejor versión ¡Pero no! Y sé que suena desalentador, pero es la verdad.


A pesar de esa realidad, de un tiempo para acá he aprendido que muchas veces erróneamente he luchado sin conseguir ser la mujer empoderada y autosuficiente que venden los medios; me he frustrado porque en momentos duros no puedo ser positiva y desbordar alegría cuando es natural sentirse triste y sobre todo darme cuenta de que no me había perdonado las malas decisiones que he tomado muchas veces a lo largo de la vida.


Puedo decir con franqueza que no soy la versión del empoderamiento a su máximo esplendor y tampoco pretendo serlo. Pero sí que estoy en el proceso de descubrir lo que soy y lo que no quiero ser, he tenido que sentarme frente al espejo a desarrollar una relación sana conmigo y recordarme a mí misma que a pesar de las malas decisiones e infortunios de la vida sigo en pie. Repetirme mil veces que me amo, que si no tengo una buena relación conmigo y mi ser no voy a lograr encontrar un norte, sobre todo comprender que al final del día cuando todos se van solo me quedo con mi yo del espejo.


Sé que muchos están esperando a ver el momento en que Dios entra al cuadro y lo hace todo luminoso cuál acto de magia, cuando la realidad es que nunca ha estado fuera.

A lo que quiero llegar es que si como ser humano no he aprendido a tener una relación saludable con ese yo interior que veo al espejo todos los días y no logro crear ese vínculo con mi ser, no voy a poder aceptar por completo todo lo que soy en Dios, sus promesas y verdades.


No me malentiendan, creo en el poder sanador de Jesús y de las múltiples maneras en las que Dios transforma vidas, pero, también es mi tarea aprender a tener una relación con esta obra en proceso que soy, porque si no hay disposición de aceptar el amor de Dios ¡nada va a cambiar!


He vivido de las dos formas y eso me ha llevado a entender que Dios es caballero y trabaja donde lo dejan. Es decir, siempre y cuando esté dispuesta a trabajar para sacar todas esas cosas que me alejan de mi verdadero yo, a aceptarme, perdonarme y sobre todo recibir esas afirmaciones del cielo la cosa va a cambiar y sobre todo brillar.


Así que hoy quiero invitarte a reflexionar en tu manera de relacionarte con esa tú que vive del otro lado del espejo.

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